
Mi vida, mi bien más preciado.
Hace apenas unos días creí que te perdía. Sentí cómo te escurrías entre mis dedos cual manojo de arena fina.
Casi sin poder resistir el dolor que el aire me producía al entrar en mis pulmones, debiendo de vencer una presión excesiva, tan, tan dolorosa.
Pero la peonza no se detuvo. Gira y gira y gira. Va y viene sin parar. Revuelve las cenizas acumuladas a mi alrededor. Cierra las heridas y las vuelve a abrir a su antojo.
Ha sido un nuevo golpe, de un impacto tremendo sobre unos cimientos ya lastimados de antemano.
Me asusta recibir más golpes y que estos te arranquen de mis brazos para siempre.
Porque la amenaza de perderte demasiado pronto existe, mi vida, porque tan frágil y volátil como eres... Porque te necesito por el momento conmigo... No tengo nada más.
La vida es frágil, pero vimos con tanto estrés que no nos paramos a pensar. saludiños
ResponderEliminar