¡Gran puente de la Constitución! ¡Uh! La gente emocionada, ya que el calendario no es tan generoso a menudo.
Vacaciones, viajes, maletas... Pero entonces... ¡Zás! ¡Catástrofe nacional!
Un extraño virus se extiende por la península y afecta a todos, todos los controladores aéreos de nuestros aeropuertos. Enfermitos, enfermitos, cogen y se van a un hotelico de Madrid y se monta la de cristo.
Se declara el estado de alarma y se cierra el espacio aéreo español. Ni que hubiese estallado una bandada de pájaros nucleares...
Los aeropuertos a rebosar de gente esperando poder llegar a sus destinos, ya fuese por placer, trabajo o necesidad...
El gobierno en pie de guerra: que no nos chantajearán.
Los hosteleros por los suelos, sin clientes.
¿La solución? A mi parecer: A LA PUTA CALLE TODOS. Porque volverá a haber problemas con ellos, aunque lleguen hasta las mismas puertas de la cárcel.
¡Pero bueno! ¡Cobran una pasta de la leche y todavía tienen exigencias! Ni que trabajaran bajo el agua helada en una cueva en el Polo Norte.
Muy bien hecho chavales... Os habéis lucido... Le habéis jodido la ilusión y un montón de dinero a miles de personas. ¡Es para estar orgulloso!
El mundo debe de estar flipando con nosotros. Ya confiaban poco en España y acabamos por rematarlo... España, el caos...
Oración recomendada para todos aquellos viajeros que se aventuran a utilizar el sistema de vuelo español (recordemos, un sistema público):

"Señor Controlador que manejas los cielos,
no seas capullo y respeta mi vuelo".
¡Ay qué desastre!
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