Para todos es sabido que la persecución de la belleza requiere un cierto sacrificio, pero lo que nos hacen ponernos en la cara para estar guapas...

Primero fue la baba de caracol. Cuántos caracoles habrán derrochado sus energías produciendo babilla para satisfacer a los laboratorios cosméticos... Porque eso sí, te venden que, aún teniendo 60 años tú restriegate un caracolillo por la cara y las arrugas... ¡fuh! ¡A tomar viento!
Lo nuevo es el veneno de serpiente. Ya me imagino yo a las culebrillas mordiendo tarros de cristal para extraerles el jugo. "¡Produce, produce!"
"Unos resultados de muerte visibles en tan sólo 3 semanas", nos anunciarán, probablemente.

Si es que cuando la arruga ya no es bella las borramos mismo a cañonazos...
¿Cuál será el próximo producto milagroso? ¿Pedos de hipopótamo? ¿Pis de gato? "Deje que su gato se le orine encima".